El trekking hacia el campamento base del Mt. Everest es uno de los trekkings más famosos y desafiantes del mundo. Cada año miles de deportistas, locos y peregrinos se largan camino a lo más profundo del los Himalayas con el fin de llegar hasta este lugar mítico, histórico y emblemático para quienes amamos las montañas. Pero sin duda alguna el mayor premio de este viaje no está al llegar sino que está en cada paso que da el caminante, en cada aldea que cruza y en cada aldeano que le sonríe y le dedica un «Namaste».
El trekking hacia hacia el campamento base más que un desafío físico (que vaya si lo es) es una oportunidad de viajar a través de un país de una de las formas más antiguas y humanas que existen: CAMINANDO.
Luego de muchos años de viaje a través de un montón de países, luego de haber viajado en innumerables aviones, trenes, autos, jeeps, barcos, moto e incluso en bicicleta la oportunidad de viajar a «paso de hombre» la he sentido siempre como única y da al viajero, deportista o amante de la naturaleza una sensación de calma, silencio y encuentro con uno mismo ciertamente inigualable.

El trekking hacia el campamento base del Mt. Everest es un viaje de más de 20 días y se divide en tantas etapas como emociones. Cada una muy diferente a la otra y es por eso que para escribir sobre este viaje lo haremos en varias secciones.
Aqui les presentamos
La primera parte del viaje: «El Valle del Silencio»
La gran mayoría (el 90%) de las personas que se deciden a hacer este trekking con el objetivo de llegar al campamento base del Mt. Everest lo hacen desde Lukla. Sucede que en este pequeño pueblo de montaña existe un aeropuerto que el Señor Edmund Hillary (1er escalador en subir al Everest) construyó hace unos 60 años con el fin de hacer llegar los materiales para construir escuelas y hospitales en la zona de forma más eficaz. El aeropuerto cumplió con su objetivo, pero hoy además de ser uno de los aeropuertos más peligrosos del mundo es una «cortada» para que muchos viajeros puedan llegar hasta los pies del Everest en menos tiempo.
Esta variación del camino derivó en que toda la zona baja del trekking (llamada «Solo») quedase olvidada para los turistas lo que a su vez derivó en que aquellas familias que de a poco se estaban dedicando al turismo retomaran sus actividades tradicionales y agrícolas.
Cuando organizamos este trekking con DestinOriente insistimos mucho el hecho de revivir esta parte del camino ya que la zona permanece muy virgen a los turistas y aqui el viajero tiene la oportunidad de ser parte del día a día de un ritmo de vida casi olvidado.
Para llegar hasta aquí el viaje comienza en Katmandú donde tomamos un jeep que durante 12 hs nos lleva por caminos semi-destruidos en algo parecido a un «safari» rural. Y es así que vamos cruzando, visitando y poco a poco haciéndonos parte con el Nepal rural, tradicional y hospitalario que tanto nos gusta.



Desde donde nos deja el Jeep, hasta que no unimos al camino que comienza luego de Lukla (el aeropuerto que les contamos anteriormente y desde donde parten el 90% de los caminantes) hay unos 3 días de intensa caminata. Esta sección del trekking es la físicamente más demandante ya que el camino sube y baja sin progresión alguna y puede ser que uno se encuentre a la mañana a los 3000m de altura y que para la noche esté de nuevo en 1500m. También el hecho de hacer este camino prepara y adapta al cuerpo de forma muy eficaz en cuanto a la altura y la falta de oxígeno además de ayudar a que el caminante se acostumbre el peso de su mochila.

Los dias de esta primera sección del camino siempre se convierten en nuestros preferidos ya que el sol siempre está allí presente y en este largo viaje «a paso de hombre» uno se encuentra con un montón de actividades que habíamos pensado olvidadas: el que cuando pase un caminante la gente salga de sus casas a dedicarle un «namaste», el poder observar a las personas realizando sus cosechas a mano, el parar en un puestito local a tomar un té o a comer un plato de comida caliente, el ver como los niños se divierten con tan poco y sobretodo el poder reflexionar con muucho tiempo de silencio sobre como la vida en nuestra sociedad ha tomado rumbos locos, acelerados y poco productivos para el desarrollo personal de cada uno. En este camino cruza (y comparte) con las personas más pobres que quizá haya visto en su vida (monetaria y materialmente hablando), esta gente tiene muy poco en términos de cosas y ni hablar en términos de dinero o cuentas bancarias. Pero quizá tiene mucho en términos de paz, silencio y quien sabe: bienestar.
Con este comentario no estoy diciendo que vivir aqui pueda ser para nosotros el paraíso ni mucho menos ya que nuestras raíces, historia y tradición son totalmente diferentes y este lugar es ciertamente para Ellos, pero lo que si digo es que el camino y lo que el Caminante tiene la oportunidad de ver y compartir da mucho lugar a la reflexión, a la incomodidad, al cuestionamiento y por decantación: al aprendizaje.




Y aunque les parezca mentira, para las personas que viven aquí el hecho de que todavía no haya carreteras para llegar a sus pueblos y que para llegar a donde pasan los autos tengan que caminar 2 o 3 días no significa una gran desventaja. Alrededor de este camino se ha desarrollado con el correr de los siglos un sistema de carga que funciona y muy bien. Hay hombres los cuales su trabajo (y que de existir una carretera se quedarían sin) es el de cargar todo lo que no se puede producir desde los pueblos a donde llegan los autos hasta los pueblos que más alejados se encuentran. Y así sucede que en cualquier almacén de esta zona uno puede encontrar desde los alimentos empaquetados más variados hasta coca-colas, chicles, ropa, cuerdas, pilas, etc. El resto: harina, lentejas, verduras, condimentos lo producen ellos mismos.
Este sistema es sumamente sustentable (creo que es a lo que las personas más sofisticadas y despiertas de nuestra sociedad están apuntando) y como consecuencia positiva tiene que las personas son poco dependientes del dinero en sí mismo y aún así tienen todo lo que precisan para vivir (y cierto confort también: estufas a leña, acolchados, tv con cable por satélite, wifi).

En nuestro viaje y con el correr de los años hemos visto en Nepal cómo el «progreso» va llegando a ciertos pueblos donde antes solo se accedía caminando. En estas zonas el nuevo camino ha llevado a que las personas ahora tengan que comprarse una moto (y pagarla) y que lleguen muchas cosas que ahora deben comprar y que antes no precisaban. Esto ha derivado en el nuevo «éxodo rural Nepalí» y lo que esta sucediendo en estos pueblos es que todos los jóvenes se tienen que ir a la ciudad para poder conseguir el dinero para mantener a sus familias. Los campos de cultivos están cada vez más vacíos (solamente trabajados por las mujeres ancianas) y en la ciudad el alimento más caro … toda una rueda de «progreso» mal progresado que inevitablemente va a llegar hasta donde nosotros ya hemos llegado: la esclavitud monetaria voluntaria…




Entonces, retomando con el trekking y el camino: durante 3 dias subimos y bajamos casi interminablemente y el cuerpo de a poco se acostumbró a esta rutina de despertarse a las 5.00am, armar la mochila, tomar mate, desayunar y salir a caminar atravesando aldeas y paisajes espectaculares hasta las 11.30 cuando nos re-agrupábamos, parábamos a almorzar en algún sitio local y luego de 1.30hs re-tomábamos el camino para llegar a destino alrededor de las 17.00hs.



Al funcionar este sendero como arteria de conexión entre las aldeas, por regla general el mismo siempre cruza al medio del pueblo y todas las casas tienen la puerta principal hacia allí. Esto da la posibilidad de ser testigo en primera mano del día a día de las personas.

Las personas que habitan estas aldeas generalmente se apodan «Rai». Dicho «apellido» ha servido y aún sirve para identificar de quienes son y quienes no son de aqui. Todos comparten el mismo apellido y esto genera una confianza enorme entre las personas que por más que a veces puedan ser desconocidos siempre serán como parte de la familia. Esto es lo que pasa con los comerciantes y transportadores (como el hombre de la foto anterior). Ellos viajan de una aldea a otra vendiendo sus productos (a veces de re-venta, a veces de producción propia) y al tener tan poco público en cada aldea a veces caminan hasta una semana montaña arriba para poder vender todo su «Stock». Mientras tanto se van alimentando y alojando en casas de familia que funcionan como refugios, donde el alojamiento para ellos es gratis y solamente se les cobre (en dinero, o en productos) por su comida.
P.D: Aqui la «inseguridad» y la desconfianza simplemente NO EXISTEN


Por último, el trekking a través de estas aldeas que son las más tradicionales de la zona transcurre durante 3 largos días de trekking para finalmente llegar a la zona de Lukla y a los 2800m de altura. Una vez allí nos adjuntamos a la ruta más transcurrida y conocida y estos pueblos pasan a ser un cálido recuerdo que guardaremos además de en estas fotos en nuestros corazones.
Sin duda estos primeros tres días de trekking son muy fuertes para el caminante tanto por el esfuerzo físico como por todo lo que uno va viendo y que quizá no se imaginaba que seguía existiendo en alguna parte del mundo. Una zona muy rica en cuanto a creencias, tradiciones y conocimiento de la tierra. Esperamos con nuestro humilde aporte haber contribuido a que esta zona se siga manteniendo de esta forma y es por eso que cuando uno está de trekking por allí tiene que ser muy cuidadoso con sus actitudes y formas de actuar, siempre con el fin de respetar las costumbres del lugar y ser un humilde testigo que lejos de querer cambiar algo solo quiere deleitarse y aprender. Una joya del viaje «a paso de hombre» y un lugar al cual sólo se puede acceder de esta forma.
Les dejamos más fotos para que también viajen con nosotros y en un próximo articulo les contaremos como sigue el camino desde Lukla y se interna en los paisajes dramáticos de la zona de Namche Bazaar.
Esperamos que les guste, Namaste!!!





