Sobreviviendo a la Fiebre Tifoidea – Nepal. Septiembre 2020
Sentir que algo más te domina, que un fuego interior quema tu cabeza mientras tu cuerpo hirviendo tiembla incontrolablemente con un frío que no entendés de donde sale. Abandonarse a la debilidad extrema con la duda de saber si vas a volver desde aquel abismo … eso es la Fiebre Tifoidea, y eso mismo es lo que me tocó sufrir en los días pasados en Nepal.
Ya van 7 meses viviendo en Nepal. La estadía acá fue una decisión producto de la pandemia, y la verdad es que no podíamos haber estado en mejor lugar para pasar estos meses de incertidumbre mundial.
Vivimos en un pequeño pueblo, cerca de una ciudad donde podemos abastecernos de todo, y a la cual vamos solamente cada 15 días. Nuestra casa está en el bosque, rodeado de una aldea local donde todos se conocen.
Alrededor de la aldea hay cascadas, un montón de senderos para hacer trekkings, pequeños templos, una estupa budista, los Himalayas de fondo y dominando el horizonte, un lago espectacular de agua verde y tranquila.
El lago marca también el ritmo de vida de las personas, ya que para ir a cualquier lugar fuera de la aldea, o se camina durante varias horas montaña arriba, o se agarra el bote y se cruza remando hacia la ciudad.

Y así, en este pequeño paraíso de naturaleza, fuimos pasando los días. Usando las mañanas para trabajar, cocinar, meditar, y las tardes para hacer ejercicio, practicar Yoga, correr por los senderos, y sobre todo: nadar en el lago!
Estaba tan feliz de poder nadar en este maravilloso lago. 3 veces por semana bajaba los 30 escalones que nos separan del agua para zambullirme en el agua refrescante, y empezar pequeñas travesías de 30´ y 40´ a través de un lago que hasta entonces, se me antojaba paradisíaco.
El agua tenía la temperatura perfecta, no había corrientes, y cuando estaba despejado, era posible nadar viendo los Himalayas.

Pero, no todo lo que uno ve es como cree. Sucede que con el monsoon (lluvias extremas que han llegado durante julio y agosto) los desagües de las casas se desbordan, los ríos bajan arrastrando todo lo que la montaña tiene, y obviamente: el lago se contamina.
Y así, mientras pensaba que nadaba en la piscina natural más linda del mundo, estaba literalmente “nadando en la mier…”, lo cual llevó a que la famosa fiebre tifoidea se meta como un intruso en mi cuerpo.
La fiebre tifoidea básicamente se contagia por vías del agua o alimentos contaminados y se trata de una importante infección interna producida por la bacteria de la Salmonella typhi. Una vez el organismo sucumbe a la enfermedad, los síntomas se siguen uno tras otro, pudiendo llevar a la enfermedad a durar hasta 4 semanas dentro del afectado.
Por la noche, el cuerpo parece querer deshacerse de todo lo que tenés adentro y transpira como si estuvieses jugando un partido de fútbol constante. Los chorros de transpiración caen sin sentido, la cama, la ropa, todo queda empapado en un sudor que huele a enfermedad. La noche y el descanso se hacen imposibles, y cada toalla que puedas poner debajo de ti queda tan empapada que luego no sirve para nada.
Al día siguiente, la debilidad acecha. El cuerpo no tiene fuerzas ni para tomar agua, y cuando finalmente lográs ponerte derecho para tomar agua, el cuerpo no tiene fuerzas para digerirla lo cual te lleva a vomitarla una y otra vez.

A esto, le debes sumar la fiebre. Una fiebre caliente, insoportable que parece sujetarte con fuerza sin querer irse y que tomes lo que tomes, llegará a pasar los 39°C.
Con todos estos síntomas el cuerpo va inexorablemente hacia la destrucción. Empezás a perder kilos al mismo tiempo que seguís perdiendo fuerzas. Simplemente podés estar acostado en algún rincón seco, e intentar pasar el día concentrarte en tu respiración, lo cual en ese entonces ya es un esfuerzo sobrehumano.
Y cuando pensás que eso es todo, y que ya no puedes soportar más; llega lo peor. Por más que estás transpirado, que sentís la fiebre te está quemando por dentro y que ya no puede haber nada peor, llegan los escalofríos.
Los escalofríos son diferentes a cualquier escalofrío que el frío pueda generar. En estos escalofríos el frío viene de dentro. Como si de repente en tu ser más interno hubiese un cubo de hielo gigante que emite un frío insoportable hacia el resto del cuerpo. No hay mantas, no hay calor, no hay nada que pueda aplacar la furia de esos escalofríos que vienen en oleadas y que llevan al cuerpo a sacudirse de forma tan involuntaria como violenta. Solamente un abrazo lleno de amor puede dar un poco de calma a una persona que en ese momento, seguramente esté sufriendo más que lo que haya sufrido alguna vez en su vida.
El cuerpo parece haberse salido de control. Los espasmos no paran, el dolor de cabeza es insoportable, las transpiraciones se acentúan, la respiración se agita y el querer mantenerla bajo control, es a lo único que podrás aspirar.
Los escalofríos vienen en ciclos, y luego de eso, llega una calma que se parece a un bálsamo. Se van los escalofríos y queda el cansancio. Las piernas están exhaustas, los brazos doloridos, el estómago se retuerce de tanto haberse contraído y luego de varios días sin casi recibir alimento. Y así, los días se pasan uno tras otro …

Los síntomas de la Fiebre Tifoidea, y este tipo de ataques pueden durar varios días. Si se es tratado, pueden desaparecer muy rápido, pero personalmente, y con todo lo que se está viviendo en los centros de salud, elegimos esperar en casa hasta que aminoren de forma natural.
Y aunque finalmente fueron solamente unos 4 días de este ciclo de fiebres, escalofríos, transpiraciones y debilidad extrema, el cuerpo lo acusó gravemente.
Luego de 4 días la fiebre poco a poco la fiebre empieza a bajar, el hambre volvió y el organismo se fue esforzando por digerir un poco de alimento, y de aquella pesadilla, queda un agotamiento físico general casi extremo.
Y así, en ese momento de calma es que pudimos pensar en cómo actuar. Gracias a Universal Assistance quien nos cubre en todos los viajes, tuvimos acceso a una herramienta que nos pareció maravillosa, y fue una consulta con un médico via video-llamada. El médico nos transmitió mucha calma, pero también la urgencia de ir a un centro médico lo antes posible.
Al día siguiente pudimos ir a la clínica (salir de la aldea, remar por el lago, caminar otros 30´) y el médico enseguida le dijimos los síntomas, ya sabía a qué enfrentarse. Aun así, hizo todos los análisis de sangre correspondientes, y luego de diagnosticar “Fiebre Tifoidea”, emitió varias recetas para antibióticos, lo cual poco a poco hará que la infección, la cual ya tenía al hígado bastante exigido, vaya remitiendo hasta desaparecer….
Durante los días pasados, viví de las peores enfermedades que recuerdo al día de hoy en mi vida. Es la segunda vez que me sucede un hecho de éstos en los últimos años de viaje, y si, la sensación es muy fea, pero obviamente siempre trae enseñanzas y reflexiones. En este caso la primera enseñanza es que nunca se debe viajar sin un seguro médico, ya que estas emergencias pasan sin aviso, y cuando llegan, uno debe siempre estar cubierto.
La reflexión es que, más allá de que me sentí extremadamente débil, enfermo y frágil, nunca me sentí lejos ni mucho menos triste. Solo debo una explicación a este sentimiento, y es que, si algo me han regalado estos años de viaje, han sido una compañera maravillosa y que donde ella esté, también lo está mi hogar.
Gracias a todos por leer el artículo,
Un abrazo,
Martin
16 comentarios en “Sobreviviendo a la Fiebre Tifoidea – Septiembre 2020 – Nepal”
Ay con razón no los veía por Instagram en estos días…me alegro que están bien. Los sigo, y anhelo con el alma poder viajar con ustedes! Un abrazo desde Saldán, Córdoba Argentina!
Hola Lorena!! Gracias por tus palabras! Si, por suerte ya pasó todo, y la idea del artículo era compartir un poco como se vivieron esos días difíciles pero llenos de enseñanzas. También esperamos con el alma viajar contigo. Un gran abrazo! P&M
Martín es realmente muy impresionante tu relato , logras que nos imaginemos la intensidad de los síntomas y la gran repercusión en el organismo. Qué alegría que estés bien y estoy muy de acuerdo que con esa compañera que tenés a tu lado salís de cualquier cosa!!!!! Abrazo enorme a los dos.
Hola Rosana!! que lindo ver tu mensaje por acá! Da tremenda alegría saber que se han tomado el tiempo de entrar a la web y leer el relato hasta el final. La idea era un poco transmitir lo vivido y que sirva para también viajar desde el lugar donde uno lo esté leyendo. Te y les mando un abrazo grande, siempre recordándolos con cariño y con ganas de verlos pronto!! Martin
Arriba Martín!! Aparentemente lo peor ya pasó así que sólo resta recuperarse y seguir disfrutando esa vida que llevan, que a pesar de contratiempos puntuales, es evidentemente maravillosa. Un fuerte abrazo a ambos.
Gracias Cacho!! Gracias por tus palabras y tu apoyo. Si, sin duda lo que pasó (y siempre van a seguir pasando cosas similares) es sólo una sombra que no opaca esta elección de vida, sino que por el contrario, la hace más rica y llena de enseñanzas. Pasar momentos así estando tan «lejos», y teniendo que apostar a la fortaleza mental y personal es sin duda una de las grandes oportunidades que el vivir de viaje nos da para ser mejores y estar cada vez más seguros de nosotros mismos, y nuestras decisiones. Al final, de eso se trata todo esto. De conocernos más y se seguir caminando. Un abrazo amigo, y esperando con ansias el momento de verlos!!
Martin
Hoooo Martin tremendo tu relato, varias veces me pregunté porque no vi gente bañándose en el lago, ahora lo se. Son esas aventuras las que nos enriquecen, aprendemos la grandeza de la vida y a gozarla con vitalidad
Hola Orietta!! jejej, si, también me preguntaba lo mismo!! En realidad el lago la mayor parte del año está «limpio» y se puede nadar, pero el tema es que con las lluvias (que no han parado desde hace 2 meses) todos los pozos se desbordan, y bueno, ya sabemos ahora lo que pasa. Con razón los locales me miraban extrañados cuando era el único flotando en el medio del lago :)!! Pero bueno, por suerte no fue más que un susto y de eso quedan muchas enseñanzas, anécdotas e historias para contar (que no es menor y es nuestro mayor y único patrimonio!! jej) Un abrazo amiga y esperamos verte pronto!! Que estés muy bien como siempre, desbordando alegría y buena onda!! P&M
Muy bueno el artículo! Gracias a Dios ya estás recuperado!
Leyendo me dí cuenta q tenemos q cambiar la fecha del seguro.
Saludos!
Hola Pia!! Gracias por tu mensaje! Si, no te preocupes, apenas tengamos la fecha de reprogramación confirmada, pasamos a cambiar las fechas del seguro. No habrá problemas. Un abrazo!
Me alegro estén bien. Micha fuerza ese equipo!!!abrazo grande
Hola Javier! que bueno «verte» por acá. Te agradezco mucho la lectura. Un abrazo grande y con ganas de compartir alguna ruta juntos pronto! Martin
Amé el relato Martín! Tan pero tan sentido y de las entrañas, que llegué a sufrir mientras leía.
Que bueno que ya estás mejor, y que lo que no nos mata, nos hace más fuertes.
Un abrazo a ambos <3
Hola Pame!! Gracias por tu comentario, se siente bien cuando uno sabe que la gente ha leído los relatos hasta el final, tu sabes 🙂
Un abrazo y nos vemos pronto ojala!!
Habia esperado un poco para leerlo….muy fuerte y realista, pero lo mejor es poder agradecer el estar en recuperación. Los chuchos solemnes son muy bravos….solo quien los vive los puede describir y entender…Te mando mi energía para que te recuperes pronto. Abrazo!
Hola Pame! Muchas gracias. Espero que el artículo transmita lo vivido, que fue muy fuerte. La idea es que el relato pueda hacer que el lector también tenga sensaciones, y pueda «viajar» hasta ese sentir al menos por unos segundos. Un abrazo grande, y si, por suerte ya recuperado, quedó en la anécdota!